Patxi Xabier Lezama Perier – Spain

El Artista

Más sobre el artista

Patxi Xabier Lezama Perier

La Obra

Amalur (Hiero forjado y piedra 190 140 cm)

 

La escultura Amalur conecta el mundo de la ciencia y el mundo del arte.

 

Amalur es el átomo, es la parte más pequeña de la materia que tiene propiedades de un elemento químico. Cada átomo se compone de un núcleo y uno o más electrones unidos al núcleo. Los electrones de un átomo son atraídos por los protones en un núcleo atómico por la fuerza electromagnética. Los protones y los neutrones en el núcleo son atraídos el uno al otro por una fuerza diferente, la fuerza nuclear, que es generalmente más fuerte que la fuerza electromagnética que repele los protones cargados positivamente entre sí. Bajo ciertas circunstancias, más acentuado cuanto mayor número de protones tenga el átomo, la fuerza electromagnética repelente se vuelve más fuerte que la fuerza nuclear y los nucleones pueden ser expulsados o desechados del núcleo, dejando tras de sí un elemento diferente: desintegración nuclear que resulta en transmutación nuclear.
Zaldi (Madera tallada 145 x 25 x 20 cm)

Zaldi es un potente recordatorio de los bombardeos de la Guerra Civil Española en el País Vasco, conflicto que asoló la nación entre 1936 y 1939, dejó un profundo impacto en el País Vasco. El artista Patxi Xabier Lezama inmortalizó la memoria colectiva en una cautivadora escultura llamada «Zaldi». Esta notable obra de arte sirve como un poderoso recordatorio de los brutales bombardeos que asolaron al pueblo vasco durante ese período oscuro. La Guerra Civil Española tuvo un profundo efecto en la vida y obra del artista, lo que lo impulsó a crear una escultura que capturara los horrores experimentados por el pueblo vasco. «Zaldi», que se traduce como «caballo» en euskera, es una sorprendente representación del miedo, el sufrimiento y la resiliencia que se encuentran en tiempos de guerra. En «Zaldi», Lezama representa magistralmente un caballo encabritado sobre sus patas traseras, aparentemente congelado en un momento de terror y vulnerabilidad. Esta poderosa imagen captura el espíritu del pueblo vasco durante los implacables bombardeos que sufrieron.

Etxe (Acero 162 x 47 cms)
 
Etxe, desde el punto de vista de la antropología simbólica vasca es la casa, reconstituía la cueva de la Diosa Mari, cuya representación era la Etxekoandre o Señora de la casa. La etxe vasca es radical, elemental y absolutamente matriarcal-femenina, pues es a la vez tiempo y espacio de comunión de vivos y muertos, morada y sepultura, templo y cementerio y lugar de vida (procreación y nacimiento) y muerte (defunción, entierro y rememoración).
 
En el País Vasco, la casa (Etxe) es un lugar sagrado. Vivimos allí pero también morimos allí. Antes del cristianismo, la casa sirvió como tumba familiar. Era el lugar de enterramiento de sus habitantes. Era por tanto la casa de los vivos pero también de los difuntos. Un lugar que los espíritus de los muertos venían a visitar.  Estaba orientado para que estuviera en contacto con la luz divina y allí se practicaban muchos ritos religiosos. Allí se hacían ofrendas a los muertos, a las almas de los antepasados, que luego se podían ver en forma de luces, ráfagas o ráfagas de viento, sombras, nubes o ruidos extraños. Se dice que aun así, pueden reaparecer en la noche..
 Deabru (Mármol 160 x 60 cms) 

Deabru es el espíritu maligno en sentido cristiano; genio secuestrador de almas, que adopta múltiples formas.

Tartalo (Piedra tallada 55 x 25 cms)
 
Tartalo representa a un Cíclope antropomorfo, gigantesco, con un solo ojo en medio de la frente con costumbres antropófagas y comportamiento terrorífico. Es perverso, de instintos salvajes y muy agresivo. Se alimenta de ovejas, niños e incluso adultos de vez en cuando. Vive en las montañas y su tamaño es descomunal al igual que lo es su fuerza.
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